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La USAID y Pedernales, más que dos temas de las redes

by Redacción

Por ALFONSO -FONCHI- TEJEDA

Alfonso -Fonchi- Tejeda

Por aparentes coincidencias, la agenda doméstica de la pasada semana estuvo marcada por dos temas que trascienden el escarceo de las redes digitales, donde casi siempre prevalece la ligereza, que son desafíos muy pesados y delicados para el gobierno: el anuncio – a espera de confirmación-, de que en Pedernales hay tierras raras en una cantidad superior a la hasta ahora conocida mayor reserva del mundo, y el pretendido escándalo sobre fondos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), con el que sectores bien identificados quieren “ cobrar deudas” que estiman se les deben.

Del primer desafío parece estar consciente el presidente Luis Abinader, quien fuera muy cauto al anunciar la posibilidad de que, en la más austral zona del país, Pedernales, pudieran encontrarse hasta 100 millones de toneladas del material que podría colocar a República Dominicana en el epicentro de una batalla entre los Estados Unidos y China, que se disputan el dominio de la tecnología, punta de lanza de la guerra comercial que los enfrenta y que mantiene al mundo en un estado de inquietud.

Y desde ya, uno de los contendientes asumidos, Estados Unidos a través de su secretario de Estado, Marcos Rubio, presente cuando Abinader hizo el anuncio, inició lo que puede ser un adelanto de pretensiones con esos minerales aún inciertos, pues recordó la vecindad de su país y este, además de la cooperación y buenas relaciones entre ambos, como un aval, como una ventaja, para ser tomado en cuenta a la hora de definir a quién favorecer en una posible negociación.

Esperanzado de que esa definición, en caso de inevitabilidad, responda a una política de negociación sin imposiciones, el presidente dominicano si tendría, en su agenda interna que lidiar con la prioridad de los proyectos a derivarse de los recursos, confrontándolos con el plan de desarrollo turístico sostenible que sustenta en Cabo Rojo, todos en el parque Sierra de Bahoruco, el cual ha estimado como trascendente en su obra de gobierno y el vehículo en que montar el despegue económico de la subregión Enriquillo, allá por el donde el sol se acuesta, el” sur profundo”.

Ambos pudieran ser la palanca impulsora del desarrollo de esa zona, pero también dónde enterrar esas expectativas, si cavando tras las tierras raras se destruye el medioambiente que precisa el turismo sostenible para su atracción y expansión, hasta ahora basado en 15 mil habitaciones entre hoteles y desarrollo inmobiliario, a construirse en 20 años ( ya hay dos hoteles próximos a inaugurarse, se trabaja en otros cuatro y las obras complementarias), pero que también suscitan temores de sectores ambientalistas que velan por la existencia de los recursos naturales del mayor parque nacional.

Si Pedernales con esos recursos aún inexplotados abruma para decidirse por cuál decantarse, dónde Abinader puede definir una línea clara es propulsando la necesaria

“Ley de Libertad de Expresión, Medios Audiovisuales y Plataformas Digitales”, en la que se garantiza “los medios de información tienen acceso a las fuentes noticiosas oficiales y privadas de interés público, de conformidad con la ley; que la libertad de expresión se ejercerá respetando el derecho al honor, a la intimidad, así como a la dignidad y la moral de las personas”.

La urgencia en la aprobación de esa ley se confirma cada día, y aunque Abinader dice qué país puede sustentar los programas que recortará el mandatario de Estados Unidos de la canasta de la USAID, también tiene que prestar atención a la manipulación de la que se han valido sectores políticos para una campaña, dirigida contra periodistas reconocidos por su probidad, decencia y ética – como el material a explorar,  cualidades raras y de alto valor en el ambiente periodístico local-, porque esa agresión contra ellos va más allá, es un atentado contra la democracia, esa de la que el presidente es y tiene que ser su principal cuidador.

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