Al cumplirse el 62 aniversario del derrocamiento del profesor Juan Bosch, hay que recordar, aunque sea muy superficialmente, que el pueblo dominicano supo reponerse de ese golpe de Estado y llevar su lucha por la democracia a un nivel superior con la Insurrección de Abril de 1965, convertida en Guerra Patria para enfrentar las tropas interventoras de Estados Unidos.
Después fue necesario enfrentar el régimen represivo de Joaquín Balaguer, nacido de la imposición estadounidense, para alcanzar un respiro democrático por encima del golpe legislativo que el pueblo bautizó como el gacetazo, cuando quitaron cuatro senadores al entonces Partido Revolucionario Dominicano, liderado por Bosch, para entregárselos al Partido Reformista de Balaguer. Y con ellos dominar la Justicia protectora de los criminales y corruptos trujillistas y neotrujillistas.
Los dos últimos años del gobierno de Salvador Jorge Blanco (1984-86) representaron otro período de represión, con cientos de muertos en abril de 1984, por la oposición popular a la política impuesta por el Fondo Monetario Internacional que incrementaba los precios de productos de primera necesidad para pagar la deuda externa.
Del 1986 en adelante, los gobiernos que hemos tenido han recurrido a la corrupción generalizada y a los fraudes electorales para mantener su dominación sobre la mayoría de la población, en precarias condiciones de vida, con sueldos y salarios que no alcanzan el costo de la canasta familiar básica.
Por eso brotaron las grandes movilizaciones populares desde 2017 contra la corrupción y el continuismo peledeísta, dando paso al régimen del Partido Revolucionario Moderno.
Este Gobierno de Luis Abinader ha frustrado diversas expectativas populares, por lo cual no es extraño que, faltándole casi tres años, se hable de repudio a diversas actuaciones, entre ellas actos de corrupción e incompetencia; e incluso de cansancio y la posibilidad de acortar el período al 2026. Esto significa que LA LUCHA CONTINÚA…